levanta el teléfono con la mano un poco temblorosa como siempre, para marcar un número, un número al que tiene que agradecerle muchas cosas que ni siquiera sabe, al otro lado una voz responde, pero no dice nada, no habla y el diga se repite varias veces. Cuelga instinitvamente y repasa las frases otra vez en voz alta, gritandose con las paredes de su cuarto: "Estaba en un sitio, que no queria estar, donde las cosas se amontonaban descolocadas, en pilas muy altas que pensaba que nunca sería capaz de ordenar, a las que quería dar una patada y tirar lejos. Entonces apareciste, de la nada, de un sitio donde no viene nadie, y vista por tus ojos apareció una fuerza que no sabía que tenía, y que parecía inagotable, cogí las cosas, hice los pilares como a mi pareció oportuno. Lo puse todo en su sitio. Con tu ayuda, porque estabas ahí y eso me hizo importante, recobre una confianza guardada en ningún sitio, y que antes no había visto. Nadé en un pozo azul y viaje por unas montañas color carne nunca antes exploradas. No por mi. Conocí un mundo mejor, un lugar feliz donde nunca faltaba la comida. Un sitio para pasar el resto de esta vida y de otras siete más..."
Se fue después de salvarle la vida, por eso descuelga el teléfono otra vez y vuelve a intentar dar las gracias, sabiendo que hablará del tiempo, de una película, de un examen y en silencio mirara por la ventana pensando que se entiende